Aunque a la gente no le gusten los días de frío, y una de las frases más dicha a partir de ahora sea “¡Qué ganas de verano!” (sobretodo por Marta), a mi el otoño y el invierno ME ENCANTAN.
Me encantan los días de otoño, hasta los de invierno cuando hace mucho frío y necesitas mil capas de ropa calentita, una buena chaqueta, bufanda (soy la loca de las bufandas), gorro, unas buenas botas y calcetines bien gorditos. Esos días en que lo que más apetece es compartir con las amigas una buena taza de chocolate caliente con los peques, o quedarte en casa jugando con ellos. Poner velas, incienso, la cálida luz de las lámparas, mantas en el sofá y pijamas bien abrigados.
Cada vez disfruto más de mi casa. Aunque es pequeñita y siempre digo que la cambiaría toda de arriba a abajo es muy acogedora. Tiene ese algo especial que tienen las casas vividas.
Nunca ha sido una casa de revista, y ahora con el peque menos aun. Entre él y Aslan es muy probable que si vienes a mi casa te puedas encontrar hojas de los arboles o piñas por el suelo, escondidas en el sofá o hasta entre lo cojines.
Pero es nuestro hogar, y nos sentimos cómodos en él.
Nunca ha sido una casa de revista, y ahora con el peque menos aun. Entre él y Aslan es muy probable que si vienes a mi casa te puedas encontrar hojas de los arboles o piñas por el suelo, escondidas en el sofá o hasta entre lo cojines.
Pero es nuestro hogar, y nos sentimos cómodos en él.
Será que nos hacemos mayores y eso de salir ya no es lo mío. Ahora preferimos las cenas en casa con los amigos o las noches de sofá, manta y una buena peli con mi Sr. Marido y nuestro gran labrador negro a nuestros pies.
Así que si os pasáis por Sitges una noche es muy probable que no me encontréis por los bares de copas. Seguramente estaré tapada hasta los ojos, viendo una buena peli en nuestra casita.
Y a vosotros ¿os pasa lo mismo?
Y a vosotros ¿os pasa lo mismo?
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